La medicina es una ciencia viva y en constante evolución. Cada año aumenta el número de especialidades médicas muy especializadas. Los inventos modernos en el campo del desarrollo, la producción y el uso de la tecnología médica y los fármacos aportan nuevas posibilidades en el tratamiento y la prevención de diversas enfermedades. Así pues, los requisitos y exigencias para el traductor, así como su cualificación y trabajo en general, cambian constantemente. Por ello, las traducciones médicas sólo las realizan profesionales con amplios conocimientos y experiencia en el campo de la medicina. Este tipo de traducción ocupa un nicho especial entre otras traducciones especializadas.

El dominio de la terminología técnica y el trabajo con acrónimos y abreviaturas médicas ambiguas hacen que las traducciones médicas sean especialmente difíciles. Además, no todos los documentos médicos se dejan editar de una forma que sea fácil de leer. En ocasiones, los traductores tienen que enfrentarse a documentos que han sido escritos a mano. Descifrar la letra de los médicos no siempre es fácil para nosotros, los expertos en idiomas. Especialmente cuando se necesitan urgentemente traducciones especializadas, esta circunstancia dificulta mucho la tramitación.

Cada año aparecen cientos de nuevos medicamentos y fármacos en las estanterías de las farmacias, y las clínicas implementan la última tecnología médica. La gama de palabras y frases que describen los nuevos métodos de prevención y tratamiento de los pacientes se amplía constantemente. Los términos utilizados en el pasado pierden su relevancia o incluso adquieren un significado diferente.

Si como cliente de la traducción no tienes formación médica o no estás relacionado con la medicina, el traductor tiene la oportunidad de adaptar ligeramente el texto de la traducción y evitar los términos y abreviaturas estrechamente especializados que sólo los médicos pueden entender, y en su lugar utilizar los que son ampliamente utilizados y comunes. Los médicos, en cambio, necesitan una traducción escrita en su jerga, un texto debidamente interpretado que incluya tanto términos médicos como latinos.

Los acrónimos, las abreviaturas y los términos en latín sirven principalmente para aclarar términos técnicos específicos. Ayudan a los médicos a captar el cuadro clínico lo más rápidamente posible y, por tanto, deben traducirse en consecuencia para cumplir las normas profesionales. Además, debido a la infame globalización, hay numerosos términos técnicos en la documentación médica moderna que se han tomado prestados de diferentes idiomas y se les ha dado un estatus internacional. Sin embargo, a menudo están poco o nada adaptados a la lengua del documento. Estos elementos lingüísticos suelen incluirse en los informes de alta y en las cartas de los médicos que se entregan a los pacientes que reciben tratamiento o rehabilitación en el extranjero. En estos casos, el traductor especializado debe prestar especial atención a los términos técnicos de origen latino, que se entienden en todos los países.

También hay que tener en cuenta que los traductores especializados deben prestar atención a la correcta disposición de la documentación médica, la forma común y el estilo de presentación. Por otro lado, el traductor también se enfrenta repetidamente a una circunstancia inversa: Los distintos países utilizan su propia terminología médica, establecida sólo en ese país, que no tiene nada que ver con el sistema internacional. Este hecho dificulta considerablemente el trabajo del traductor. En estos casos, no sólo hay que trabajar según los esquemas conocidos, sino también aplicar constantemente el pensamiento lógico, consultar a los especialistas que están en contacto permanente con la medicina y trabajar regularmente con la literatura especializada pertinente y actual.